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“Dancing Back to the Universe” 01/13/2025

viviana454

Tango Zen Journal, January 13, 2025


“Dancing Back to the Universe”

“Bailando de Vuelta al Universo”


Tango is often described as the music of nostalgia—a dance born from the longing of immigrants who left their homelands in Europe for Argentina. This cultural essence was something I encountered often while living in Buenos Aires. One day, during an interview, I was asked a question that caught me off guard.


“Tango is about nostalgia,” the interviewer said. “It’s the music of immigrants—people longing for the homes they left behind. But you, your roots are in Asia, and you’ve lived in the United States. What nostalgia could you possibly feel in tango?”


I laughed at the question. Nostalgia, I told her, isn’t exclusive to a place or a culture. It’s universal. I explained how I missed Korea, my homeland, and the United States, where I had spent much of my life. But there was something deeper. Something beyond the physical places I had called home.


And then, almost as if improvising, I said: “Nostalgia is built into Zen. Meditation itself is a kind of nostalgia—a longing to reconnect with the universe.”


The interviewer seemed stunned by my answer, and to be honest, so was I. At that moment, it felt like I had made it up. Yet, over the years, I realized that the words I spoke weren’t just spontaneous—they reflected a truth deeply embedded in my consciousness.


Zen is about meditation, and meditation is about connection. But what are we reconnecting with? The universe. When we meditate, we’re not escaping or detaching from the world; we’re returning to something greater. We’re tapping into the infinite energy and consciousness that binds us all. I’ve come to believe that nostalgia is an intrinsic part of this process—a longing not for a specific place or person, but for the source, the universe itself.


Isn’t tango the same? Tango is meditation in motion. When we dance, we connect—not only with our partner but with something vast and intangible. The music, the rhythm, the embrace—it all becomes a pathway back to the universe, back to the energy we came from but somehow forgot along the way.


That conversation planted a seed in my mind, one that grew over the years into the principles of Tango Zen. At the time, I didn’t realize I was outlining a philosophy that would guide my life. But now, with the clarity of time and experience, I see it clearly.


Tango Zen is the practice of using tango as a form of walking meditation to reconnect with the universe. Through this lens, the nostalgia I felt—and still feel—isn’t limited to places or people. It’s a universal nostalgia, a longing to reconnect with the source. Every time I dance, I am practicing that reconnection.


The five principles of Tango Zen—embracing meditation, connecting with the universe, and feeling the energy that binds us—are not just ideas. They are my life’s guide. They remind me why I dance, why I teach, and why I share this philosophy with others.


To this day, I return to that moment in Buenos Aires as a turning point. What began as an improvised answer has become my truth. And while there are countless ways to reconnect with the universe—through meditation, art, or even stillness—for me, the path is clear.


I dance. I dance tango. Because in tango, I find the universe. I find the connection. I find myself.

What about you? How do you experience tango—or life—in connection with the universe? Does it stir a similar nostalgia, or evoke something entirely different? I’d love to hear your thoughts, memories, or reflections. Share your perspective—it might inspire others on their own journey.


Abrazo milonguero,

Chan



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El tango suele describirse como la música de la nostalgia, un baile nacido del anhelo de los inmigrantes que dejaron sus tierras en Europa para venir a la Argentina. Esta esencia cultural fue algo que encontré a menudo mientras vivía en Buenos Aires. Un día, durante una entrevista, me hicieron una pregunta que me tomó por sorpresa.


“El tango es sobre la nostalgia”, dijo la entrevistadora. “Es la música de los inmigrantes, personas que anhelan los hogares que dejaron atrás. Pero vos, con raíces en Asia y habiendo vivido en Estados Unidos, ¿qué nostalgia podés sentir en el tango?”


Me reí con su pregunta. Le expliqué que la nostalgia no es exclusiva de un lugar o una cultura. Es universal. Le conté cómo extraño Corea, mi país natal, y Estados Unidos, donde pasé gran parte de mi vida. Pero había algo más. Algo más profundo.


Y entonces, casi como si estuviera improvisando, le respondí:

“La nostalgia está incorporada en el Zen. La meditación en sí misma es un tipo de nostalgia, un anhelo por reconectarnos con el universo.”


La entrevistadora quedó impactada con mi respuesta, y para ser honesto, yo también. En ese momento sentí que lo había inventado. Sin embargo, con el tiempo me di cuenta de que esas palabras no eran solo espontáneas; reflejaban una verdad profundamente arraigada en mi conciencia.


El Zen trata sobre la meditación, y la meditación trata sobre la conexión. Pero, ¿con qué nos estamos reconectando? Con el universo. Cuando meditamos, no estamos escapando ni desconectándonos del mundo; estamos regresando a algo más grande. Estamos conectándonos con la energía infinita y la conciencia que nos une a todos. He llegado a creer que la nostalgia es una parte intrínseca de este proceso: un anhelo no por un lugar o una persona específicos, sino por el origen, el universo mismo.


¿Y acaso el tango no es lo mismo? El tango es meditación en movimiento. Cuando bailamos, nos conectamos, no solo con nuestra pareja, sino con algo vasto e intangible. La música, el ritmo, el abrazo: todo se convierte en un camino de regreso al universo, a la energía de la cual venimos pero que de alguna manera olvidamos en el camino.


Esa conversación plantó una semilla en mi mente que con los años creció hasta convertirse en los principios del Tango Zen. En ese momento, no me di cuenta de que estaba delineando una filosofía que guiaría mi vida. Pero ahora, con la claridad que da el tiempo y la experiencia, lo veo claramente.


Tango Zen es la práctica de usar el tango como una forma de meditación caminada para reconectarnos con el universo.

A través de esta lente, la nostalgia que siento, y que sigo sintiendo, no se limita a lugares o personas. Es una nostalgia universal, un anhelo por reconectarme con el origen. Cada vez que bailo, practico esa reconexión.


Los cinco principios del Tango Zen—abrazar la meditación, conectar con el universo y sentir la energía que nos une—no son solo ideas. Son la guía de mi vida. Me recuerdan por qué bailo, por qué enseño y por qué comparto esta filosofía con otros.


Hasta el día de hoy, regreso a ese momento en Buenos Aires como un punto de inflexión. Lo que comenzó como una respuesta improvisada se ha convertido en mi verdad. Y aunque hay innumerables maneras de reconectarse con el universo—meditación, arte o incluso quietud—para mí, el camino está claro.


Bailo. Bailo tango. Porq

ue en el tango, encuentro el universo. Encuentro la conexión. Me encuentro a mí mismo.

¿Qué opinás vos? ¿Cómo experimentás el tango o la vida en conexión con el universo? ¿Evoca en vos una nostalgia similar o algo completamente distinto? Me encantaría leer tus pensamientos, recuerdos o reflexiones. Compartí tu perspectiva: podría inspirar a otros en su propio camino.


Abrazo milonguero,

Chan


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