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viviana454

“Letting Go: Lessons from Two Encounters with Tango Dancers” 12/17/2024



Tango Zen Journal – December 17, 2024


“Letting Go: Lessons from Two Encounters with Tango Dancers”

“Soltar: Lecciones de Dos Encuentros con Bailarines de Tango”


I want to share two recent and thought-provoking experiences while interacting with other dancers. These moments reminded me of the importance of letting go and flowing with the music in Tango.


Encounter One: The Challenge of Dancing to D'Arienzo

Last Friday, I overheard a lady recounting her recent experience in Buenos Aires. She mentioned how she was escorted back to her seat after the second song in a tanda of D'Arienzo. Her partner couldn’t continue dancing with her, and she felt embarrassed. Curious, I asked why D'Arienzo was so difficult for her. She replied that she didn’t know the "steps" to match his movements.


I explained that in Tango, especially with D'Arienzo’s fast and distinct rhythm, it’s not about memorizing steps. It’s about letting go and flowing with the music. Unfortunately, she insisted that knowing the steps was essential. Reflecting on her partner’s reaction, I realized the disconnect: she was trying to intellectualize the dance rather than feeling and flowing with it.


Dancing D'Arienzo, or any music, becomes impossible when you approach it with rigid expectations instead of an open heart. Rationalizing each movement disrupts the connection between partners. As I told her, "Good luck," I silently hoped she’d learn to let go.


Encounter Two: Musicality and the Art of Leading

The second encounter was a conversation with a lady eager to lead and focus on "musicality as a leader." She spoke about "phrasing the music," a concept she had learned from a teacher. I explained that "phrasing" is primarily a technical term for musicians, involving rhythm, accents, and flow, but dancers adapt it differently. It’s about feeling the music and expressing it through rhythm, pauses, and connection rather than intellectualizing it.


When she led me, it was clear she was overthinking instead of letting the music and connection guide her. I then invited her to lead me in a dance, and in that moment, I discovered she had not yet developed a strong sense of dancing as a follower.


I suggested she focus on refining these qualities as a follower before attempting to lead. Musicality, as I see it, isn’t something you can intellectualize. It comes from immersing yourself in the music, feeling its energy, and expressing it naturally through movement. Trying to rationalize music as a mechanical process only hinders genuine connection and spontaneity.


The Essence of Letting Go

Both encounters highlighted a common challenge among dancers—particularly those outside Buenos Aires. The tendency to intellectualize Tango often stems from cultural habits: studying theories, perfecting techniques, and focusing on "getting it right." While learning is vital, at some point, dancers must let go of their egos and immerse themselves in the moment.


Letting go doesn’t mean dancing mindlessly; it means surrendering to the music and connecting deeply with your partner. This synergy creates simple yet profound movements that resonate with the music and each other’s energy.


A Video Tribute to Letting Go

I’ve included a video clip from my archives, compiled while producing Tango Your Life between 2008 and 2012. These dancers, some of whom are no longer with us, embody the essence of letting go. Their movements aren’t flashy or complex, but they’re completely in sync with the music and each other. This is the beauty of Tango: simplicity, connection, and flow.


If you recognize the milongas or dancers featured in the video, I’d love to hear your memories or experiences. Please share your thoughts.


Thank you for being part of this journey. Let’s keep learning to let go and flow with the music, one tanda at a time.


Abrazo milonguero,

Chan


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Quiero compartir dos experiencias recientes y reflexivas que tuve al interactuar con otros bailarines. Estos momentos me recordaron la importancia de soltar y fluir con la música en el Tango.


Encuentro Uno: El Desafío de Bailar con D'Arienzo

El viernes pasado, escuché a una mujer hablar sobre su reciente experiencia en Buenos Aires. Mencionó que, durante una tanda de D'Arienzo, su pareja la llevó de vuelta a su asiento después del segundo tema porque no podía continuar bailando con ella. Ella se sintió avergonzada. Intrigado, le pregunté por qué D'Arienzo le resultaba tan difícil. Me respondió que no sabía los "pasos" para seguir sus movimientos.


Le expliqué que en el Tango, especialmente con el ritmo rápido y distintivo de D'Arienzo, no se trata de memorizar pasos, sino de soltar y fluir con la música. Sin embargo, insistió en que era imprescindible saber los pasos. Reflexionando sobre la reacción de su pareja, me di cuenta del problema: ella intentaba intelectualizar el baile en lugar de sentirlo y fluir con él.


Bailar D'Arienzo, o cualquier música, se vuelve imposible cuando se enfrenta con expectativas rígidas en lugar de un corazón abierto. Razonar cada movimiento interrumpe la conexión entre los compañeros. Mientras le deseaba "buena suerte," esperé en silencio que aprendiera a soltar en el futuro.


Encuentro Dos: Musicalidad y el Arte de Liderar

El segundo encuentro fue una conversación con una mujer entusiasta por aprender a guiar y centrarse en la "musicalidad como líder". Ella mencionó “frasear la música”, un concepto que había aprendido de un profesor. Le expliqué que “frasear” es principalmente un término técnico para los músicos, que implica ritmo, acentos y flujo, pero los bailarines lo adaptamos de manera diferente. Para nosotros, se trata de sentir la música y expresarla a través del ritmo, las pausas y la conexión, en lugar de intelectualizarla.


Cuando me guió, quedó claro que estaba pensando demasiado en lugar de dejar que la música y la conexión la guiaran. Entonces la invité a que me dejara guiarla en un baile, y en ese momento descubrí que aún no había desarrollado un buen sentido del baile como seguidora.


Le sugerí que se enfocara primero en refinar estas cualidades como seguidora antes de intentar liderar. La musicalidad, en mi opinión, no es algo que se pueda intelectualizar. Surge de sumergirse en la música, sentir su energía y expresarla de forma natural a través del movimiento. Tratar de racionalizar la música como si fuera un proceso mecánico solo obstaculiza la conexión genuina y la espontaneidad.


La Esencia de Soltar

Ambos encuentros resaltaron un desafío común entre muchos bailarines, especialmente aquellos fuera de Buenos Aires. La tendencia a intelectualizar el Tango a menudo proviene de hábitos culturales: estudiar teorías, perfeccionar técnicas y enfocarse en "hacerlo bien." Aunque aprender es vital, en algún momento los bailarines deben soltar el ego e inmersarse en el momento.


Soltar no significa bailar sin sentido; significa rendirse a la música y conectarse profundamente con tu compañero. Esta sinergia crea movimientos simples pero profundos que resuenan con la música y la energía de ambos.


Un Tributo en Video a Soltar

He incluido un clip de video de mis archivos, compilado mientras producía Tango Your Life entre 2008 y 2012. Estos bailarines, algunos de los cuales ya no están con nosotros, encarnan la esencia de soltar. Sus movimientos no son llamativos ni complejos, pero están completamente sincronizados con la música y entre ellos. Esta es la belleza del Tango: simplicidad, conexión y fluidez.


Si reconoces las milongas o bailarines que aparecen en el video, me encantaría escuchar tus recuerdos o experiencias. Por favor, comparte tus pensamientos.


Gracias por ser parte de este viaje. Sigamos aprendiendo a soltar y fluir con la música, tanda a tanda.


Abrazo milonguero,

Chan

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